Las reformas del Goni
El 6 de agosto de 1993, Gonzalo
Sánchez de Lozada juró como presidente constitucional de la República, junto
con su vicepresidente, Víctor Hugo Cárdenas. Entre los invitados a la
transmisión de mando se encontraba el presidente Fidel Castro, quien tuvo un
enorme éxito durante su visita a La Paz. Como si fuera una estrella de rock, la
gente se agolpaba delante de las puertas del hotel y durante la recepción en el
Palacio Quemado, todos los burgueses de la ciudad hacían cola para ir a darle la mano.
El presidente Sánchez de Lozada,
más conocido como Goni, asentaba su mandato en un programa ambicioso, el Plan
de Todos, que proponía reformas importantes: la capitalización de las empresas
del Estado, la reforma educativa, la participación popular y la reforma del
sistema de pensiones. Durante su campaña prometió además crear 500.000 empleos
nuevos, lo que claramente estaba fuera de la realidad. Veamos esto en mayor detalle.
La capitalización era de hecho un mecanismo de privatización diferida,
que permitía obtener capitales frescos para las empresas estatales que los
requerían urgentemente. Algunas estaban en quiebra, otras no. En algunos casos
la operación fue un éxito, en otros un desastre. La capitalización de los
ferrocarriles (ENFE) y de la línea aeronáutica LAB fueron las peores, estas
empresas fueron literalmente desmanteladas por la nueva administración y
vendidas por partes a precio de chatarra.
En los sectores de producción de
electricidad, hidrocarburos y telecomunicaciones les fue un poco mejor. Como
parte de la capitalización todos los ciudadanos bolivianos mayores de 21 años,
y no el Estado, eran dueños de la mitad de las acciones, pero de esto ya nadie
se acuerda.
Para vigilar a sus nuevos socios,
el gobierno estableció el SIRESE, con una superintendencia general y
superintendencias sectoriales para establecer las reglas y proteger a los
usuarios.
La Ley de Descentralización y Participación
Popular repartía recursos del Estado entre los municipios del país, de
acuerdo a su población. Para muchos municipios rurales era la primera vez que
podían disponer de financiamiento real para ejecutar sus proyectos. Nuevos
líderes locales aparecieron en consecuencia para administrar los fondos de la
comunidad, creando un proceso de aprendizaje muy interesante. Al principio, se
gastaba la plata para comprar una vagoneta 4x4 para el alcalde y se mejoraba la
plaza del pueblo poniendo cemento, pero poco a poco se empezaba a cubrir otros
proyectos más necesarios como la construcción de escuelas, la provisión de agua
o el tendido del alcantarillado.
En lo que concierne al sistema de pensiones, que estaba
descapitalizado y era insostenible hace años, el gobierno de Goni introdujo el
sistema de capitalización individual, es decir que cada trabajador debía
ahorrar en una AFP para su propia jubilación. Sin embargo se mantuvo
paralelamente el sistema anterior para los jubilados y aquellos trabajadores que
querían acogerse pronto a la jubilación.
Esta reforma causó un enorme agujero
en el presupuesto nacional y durante años habría problemas con la “generación
sándwich” que se encontraba entre los dos sistemas.
La edad de jubilación cambió de
repente de 50 años (para mujeres) y 55 años (para varones) a 65 para todos, lo
que provocó que muchos optaron por un retiro temprano en el antiguo sistema, lo
que aumentó considerablemente el número de rentistas. Por otro lado, Goni había
instaurado el “bonosol”, una renta universal para todos los mayores de 60 años,
incluyendo los que nunca habían aportado a la seguridad social, y proveniente
de los beneficios de la capitalización.
La reforma educativa quiso introducir cambios importantes en la
educación, más en la modalidad de enseñanza que en los contenidos educativos. Quería
en primer lugar bajar al maestro de su pedestal y permitir a los alumnos
expresar libremente sus opiniones, mejorar el nivel educativo, regionalizar los
enfoques e introducir la educación bilingüe, empezando el aprendizaje de la
lectura y escritura primero en el idioma nativo.
Víctor Hugo Cárdenas tenía
muchísima experiencia en estos temas y sus ideas fueron fundamentales para las
reformas. Lamentablemente, ésta se limitó a la escuela primaria, porque se
quiso introducir gradualmente, curso por curso, por lo que la escuela
secundaria se mantiene aún más o menos en el mismo estado que en 1911, cuando
la misión del educador belga Rouma visitó Bolivia y fundó la Normal de
Sucre.
El sindicato de maestros se oponía
por supuesto a estas reformas, como a todas las reformas posteriores que podían
amenazar sus pequeños privilegios y hablaban de las “leyes malditas”. Por lo menos no tenían
demasiadas objeciones a la participación popular, aunque sí a la
descentralización.
Otros eventos
Tantos cambios causaron inquietud
y oposición de varios sectores, y discusiones sin fin entre los parlamentarios,
tanto aliados como opositores. Por suerte, Bolivia se unió cuando su equipo
nacional fue seleccionado para participar en el Mundial de Futbol de 1994 en
Estados Unidos. Desde el primer encuentro del evento, Bolivia fue eliminada por
Alemania, pero haber sido seleccionado, y haber podido ver bailar a nuestros
caporales en la inauguración del Mundial, fue suficiente para vivir en la mayor
euforia por varios días.
Otro evento que debo mencionar,
aunque menos grato, ocurrió el 26 de diciembre de 1994, cuando Oscar Eid
Franco, el operador político y jefe de campaña de Jaime Paz, acusado por los
“narcovínculos” del MIR, fue encarcelado en San Pedro. Se decía que el
narcotraficante Isaac “Oso” Chavarría había financiado la campaña de este
partido. Jaime Paz, en conferencia de prensa, declaró que “había cometido
errores pero no delitos”. Parecería que Oscar aceptó el rol de chivo expiatorio
para salvar a su jefe y a su partido político. Pasó pacientemente cuatro años
en la cárcel. Según el libro de Ricardo Sanjinés, la Corte Suprema lo declaró
inocente 11 días antes de cumplir su condena. Los demás “errores” y pecadillos
del MIR se ocultaron bajo la alfombra.
El año 1995
El nombre de Juan Antonio Morales
apareció en una terna aprobada por dos tercios del Congreso y fue nombrado
presidente del Banco Central de Bolivia en 1995. Ya les he contado sus éxitos y
sus penas en anteriores capítulos, por lo que no me voy a repetir aquí. Al
principio todos sus colaboradores en el directorio y en las gerencias eran
hombres, pero esto cambiaría pronto. El banco también se modernizó en otros
aspectos, lo que lo convirtió en un modelo de gestión pública. La presidencia
de Juan Antonio duraría hasta mayo 2006, así que se desempeñó bajo seis
gobiernos sucesivos.
Este mismo año, bajo la presión
de los Estados Unidos que amenazaba con “descertificar” al país, se erradicaban
5.500 hectáreas de plantaciones de coca. El Plan Nacional de Erradicación
encendió la violencia en el Chapare, donde Evo Morales y Filemón Escobar, ex
dirigente minero, defendían a los productores, a veces con violencia. El
Chapare se convirtió en un territorio independiente de cocaleros, donde el
Estado no tenía autoridad ni acceso, y la producción de cocaína era libre.
El resultado se vio por ejemplo
en septiembre 1995, cuando la policía peruana, junto con la DEA, detuvo en el
Callao un avión con matrícula boliviana y cuatro toneladas de cocaína refinada
a bordo. Muchos se acordarán todavía del caso por el nombre Barbaschocas, el
que levantó un enorme revuelo. No sería el último.
El primero de noviembre ocurrió
el secuestro de Samuel Doria Medina, empresario del cemento, quien fue retenido
con los ojos vendados, en un minúsculo y frío cuarto de adobe en El Alto,
durante todo su cautiverio. Los secuestradores son algunos bolivianos y
peruanos del MRTA. Finalmente Samuel será soltado contra un rescate de algo más
de un millón de dólares el 15 de diciembre. El dinero obtenido por los
secuestradores servirá al año siguiente en el ataque terrorista contra la
embajada del Japón en Lima.
El 26 de noviembre del mismo año
muere Max Fernández, magnate de la cerveza y aliado político algo recalcitrante
de Goni, en el accidente de un avión de la FAB. Max era muy querido por el
pueblo porque repartía regalos donde iba y era un hombre muy exitoso de
extracción humilde y de trato populachero.
El otro político populista, Carlos
Palenque, presentador del programa de televisión conocido como “el compadre”,
donde la gente se podía ir a quejar de la vida, fallecería por problemas
cardiacos el 8 de marzo de 1997. Ambas personalidades son todavía objeto de
devoción popular y la gente sigue depositando flores frescas en sus tumbas cada
día, pidiendo favores y protección para el éxito de sus negocios.
No quisiera entrar en todos los
detalles de las reformas económicas de Goni, existe bastante literatura al
respecto, pero muy poca se puede considerar objetiva. Hablemos mejor de cosas
que conozco más de cerca.
Cambio de orientación en el Instituto de Ecología
En las universidades estatales,
una vez terminadas las luchas de los años ochenta para recuperar su autonomía
después de las intervenciones militares, la mediocridad y la politiquería
volvieron paulatinamente a las aulas. La Carrera de Biología y la Facultad de
Ciencias trataban de mantener su calidad científica, para lo que ayudaba su
ubicación en Cota Cota, lejos del centro.
En el Instituto de Ecología la
cooperación alemana insistía cada vez más que debíamos cambiar la orientación
de nuestro trabajo. Para que el Instituto pueda mantenerse –
sin su ayuda se entiende – debía ser autosostenible y buscar otras nuevas fuentes de
financiamiento. Con la llegada de Jürgen Czerwenka como delegado de la GTZ al
Instituto en 1993, empezaron una serie de reuniones para planificar el cambio.
Hay que decir que la ayuda alemana nos había apoyado por 14 años ya, mientras
que la UMSA solo pagaba los sueldos y los servicios básicos. Generalmente los
desembolsos del presupuesto – presentado religiosamente cada año –
se hacían alrededor del 15 de diciembre y debían gastarse antes del receso de
Navidad y Año Nuevo. Era una carrera olímpica para lograr comprar algunos
insumos. Por suerte había varios proyectos con financiamiento de terceros, como
las cooperaciones danesa, suiza, holandesa, canadiense, y de varios museos y
universidades de otros países.
Luego de largas reuniones ZOPP,
FODA, etc., se llegó a los siguientes acuerdos: En primer lugar, se resolvió
dar mayor importancia a las actividades de consultoría, haciendo trabajos para
“clientes” como estudios de impacto ambiental para compañías petroleras o
empresas de construcción de caminos. Para poder hacerlo, la GTZ modernizó
nuestro Sistema Geográfico de Información y obtuvimos un financiamiento
importante del Banco Mundial para la construcción y el equipamiento de un
laboratorio de análisis para medir la calidad ambiental. Pero nos faltaba mayor
personal para que funcionen bien ambas unidades.
Personalmente, yo no estaba muy
feliz con la decisión de arrinconar la investigación básica –
todavía nos quedaba mucho para aprender – a favor de actividades más
“comerciales”. Pero algunos de mis
colegas ya estaban dedicados a estos servicios, usando el tiempo y los equipos
del Instituto para hacer sus consultorías personales, y más valía reconocer el
hecho.
Por otro lado, se resolvió crear
una fundación independiente para captar financiamientos externos y apoyar
proyectos importantes del instituto. FUND-ECO (la Fundación para el Desarrollo
de la Ecología) empezó sus actividades en medio del entusiasmo general y logró
hacer funcionar algunos proyectos de largo alcance y buena calidad, con la
administración ejemplar de Luis Alberto Rodrigo, Eliana Arauco y Camila Ponce,
entre otros.
Lamentablemente nunca alcanzó el
desarrollo que habíamos esperado, porque su éxito provocó celos y
susceptibilidades. Varios investigadores del IE, que según yo carecían de una
visión más amplia, se oponían a la participación de otros posibles
beneficiarios, queriendo mantener a la fundación al servicio exclusivo del
instituto. Al cabo de unos años, la fundación se convirtió en un mero brazo
administrativo del IE y perdió su significado cuando la administración de la
universidad se descentralizó.
En tercer lugar, y para lograr la
formación de profesionales, ya no solamente biólogos sino capaces de combinar
conocimientos y experiencias de varias disciplinas, se organizó un curso de
maestría en ecología y conservación, abierto por igual a economistas, abogados,
sociólogos o biólogos. Los estudios comprendían por supuesto cursos teóricos
pero su originalidad estaba en las prácticas de campo. Al principio todos los
estudiantes, cuidadosamente seleccionados, gozaban de una beca completa. Al
poco tiempo se hizo evidente que era necesario crear un centro de
investigaciones multidisciplinarias para apoyar el programa de postgrado y que
con profesores contratados a tiempo parcial, no llegaríamos muy lejos, por lo
que se destinaron tres docentes a este centro. Con los años, se agotaron los
recursos para las becas y las cosas se pusieron más difíciles.
Como directora del IE apoyé todas
estas iniciativas hasta el año 1996, cuando la reforma de pensiones me decidió
a aprovechar la posibilidad de entrar al antiguo sistema de reparto solidario. Tenía
50 años y no quería seguir haciendo lo mismo por 15 años más. Junto conmigo, o
un año después, la mayor parte de los profesores antiguos de la UMSA hizo lo
mismo y se produjo un gran éxodo. Pero ya había una joven generación, lista
para tomar el relevo. Lo mismo se daba también en mi familia, con el matrimonio
de Isabel y el nacimiento de Cecilia nos convertíamos en abuelos.
A pesar de dejar el IE, yo seguía
apoyando a FUND-ECO, al postgrado y a un proyecto de control biológico de
plagas agrícolas por algunos años más. También participé como consultora en la
nueva repartición ambiental de la Contraloría General de la República, fundada
por Cesín Curi. Teníamos asignaciones muy complicadas, como evaluar el trabajo
de saneamiento de tierras del INRA, inspeccionar los botaderos municipales o
revisar los estudios de impacto ambiental de todo tipo. El equipo de trabajo
era pequeño y muy dedicado, pero los resultados de los estudios se quedaron en
los cajones del Contralor y no creo que hayan servido para mucho.
Bibliografía
De la UDP al MAS. El enigma constituyente. R. Sanjinés Ávila, 2006.
Informe escrito de un economista boliviano, Juan Antonio Morales, 2002.
La política económica boliviana, 1982-2010, Juan Antonio Morales, 2012.
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