lunes, 25 de mayo de 2015

Reformas



Las reformas del Goni

El 6 de agosto de 1993, Gonzalo Sánchez de Lozada juró como presidente constitucional de la República, junto con su vicepresidente, Víctor Hugo Cárdenas. Entre los invitados a la transmisión de mando se encontraba el presidente Fidel Castro, quien tuvo un enorme éxito durante su visita a La Paz. Como si fuera una estrella de rock, la gente se agolpaba delante de las puertas del hotel y durante la recepción en el Palacio Quemado, todos los burgueses de la ciudad hacían cola para ir a darle la mano.
El presidente Sánchez de Lozada, más conocido como Goni, asentaba su mandato en un programa ambicioso, el Plan de Todos, que proponía reformas importantes: la capitalización de las empresas del Estado, la reforma educativa, la participación popular y la reforma del sistema de pensiones. Durante su campaña prometió además crear 500.000 empleos nuevos, lo que claramente estaba fuera de la realidad. Veamos esto en mayor detalle.

La capitalización era de hecho un mecanismo de privatización diferida, que permitía obtener capitales frescos para las empresas estatales que los requerían urgentemente. Algunas estaban en quiebra, otras no. En algunos casos la operación fue un éxito, en otros un desastre. La capitalización de los ferrocarriles (ENFE) y de la línea aeronáutica LAB fueron las peores, estas empresas fueron literalmente desmanteladas por la nueva administración y vendidas por partes a precio de chatarra.

En los sectores de producción de electricidad, hidrocarburos y telecomunicaciones les fue un poco mejor. Como parte de la capitalización todos los ciudadanos bolivianos mayores de 21 años, y no el Estado, eran dueños de la mitad de las acciones, pero de esto ya nadie se acuerda.
Para vigilar a sus nuevos socios, el gobierno estableció el SIRESE, con una superintendencia general y superintendencias sectoriales para establecer las reglas y proteger a los usuarios. 

La Ley de Descentralización y Participación Popular repartía recursos del Estado entre los municipios del país, de acuerdo a su población. Para muchos municipios rurales era la primera vez que podían disponer de financiamiento real para ejecutar sus proyectos. Nuevos líderes locales aparecieron en consecuencia para administrar los fondos de la comunidad, creando un proceso de aprendizaje muy interesante. Al principio, se gastaba la plata para comprar una vagoneta 4x4 para el alcalde y se mejoraba la plaza del pueblo poniendo cemento, pero poco a poco se empezaba a cubrir otros proyectos más necesarios como la construcción de escuelas, la provisión de agua o el tendido del alcantarillado.


En lo que concierne al sistema de pensiones, que estaba descapitalizado y era insostenible hace años, el gobierno de Goni introdujo el sistema de capitalización individual, es decir que cada trabajador debía ahorrar en una AFP para su propia jubilación. Sin embargo se mantuvo paralelamente el sistema anterior para los jubilados y aquellos trabajadores que querían acogerse pronto a la jubilación.

Esta reforma causó un enorme agujero en el presupuesto nacional y durante años habría problemas con la “generación sándwich” que se encontraba entre los dos sistemas.

La edad de jubilación cambió de repente de 50 años (para mujeres) y 55 años (para varones) a 65 para todos, lo que provocó que muchos optaron por un retiro temprano en el antiguo sistema, lo que aumentó considerablemente el número de rentistas. Por otro lado, Goni había instaurado el “bonosol”, una renta universal para todos los mayores de 60 años, incluyendo los que nunca habían aportado a la seguridad social, y proveniente de los beneficios de la capitalización.

La reforma educativa quiso introducir cambios importantes en la educación, más en la modalidad de enseñanza que en los contenidos educativos. Quería en primer lugar bajar al maestro de su pedestal y permitir a los alumnos expresar libremente sus opiniones, mejorar el nivel educativo, regionalizar los enfoques e introducir la educación bilingüe, empezando el aprendizaje de la lectura y escritura primero en el idioma nativo. 


Víctor Hugo Cárdenas tenía muchísima experiencia en estos temas y sus ideas fueron fundamentales para las reformas. Lamentablemente, ésta se limitó a la escuela primaria, porque se quiso introducir gradualmente, curso por curso, por lo que la escuela secundaria se mantiene aún más o menos en el mismo estado que en 1911, cuando la misión del educador belga Rouma visitó Bolivia y fundó la Normal de Sucre.  

El sindicato de maestros se oponía por supuesto a estas reformas, como a todas las reformas posteriores que podían amenazar sus pequeños privilegios y hablaban de las  “leyes malditas”. Por lo menos no tenían demasiadas objeciones a la participación popular, aunque sí a la descentralización.

Otros eventos

Tantos cambios causaron inquietud y oposición de varios sectores, y discusiones sin fin entre los parlamentarios, tanto aliados como opositores. Por suerte, Bolivia se unió cuando su equipo nacional fue seleccionado para participar en el Mundial de Futbol de 1994 en Estados Unidos. Desde el primer encuentro del evento, Bolivia fue eliminada por Alemania, pero haber sido seleccionado, y haber podido ver bailar a nuestros caporales en la inauguración del Mundial, fue suficiente para vivir en la mayor euforia por varios días.



Otro evento que debo mencionar, aunque menos grato, ocurrió el 26 de diciembre de 1994, cuando Oscar Eid Franco, el operador político y jefe de campaña de Jaime Paz, acusado por los “narcovínculos” del MIR, fue encarcelado en San Pedro. Se decía que el narcotraficante Isaac “Oso” Chavarría había financiado la campaña de este partido. Jaime Paz, en conferencia de prensa, declaró que “había cometido errores pero no delitos”. Parecería que Oscar aceptó el rol de chivo expiatorio para salvar a su jefe y a su partido político. Pasó pacientemente cuatro años en la cárcel. Según el libro de Ricardo Sanjinés, la Corte Suprema lo declaró inocente 11 días antes de cumplir su condena. Los demás “errores” y pecadillos del MIR se ocultaron bajo la alfombra.

El año 1995

El nombre de Juan Antonio Morales apareció en una terna aprobada por dos tercios del Congreso y fue nombrado presidente del Banco Central de Bolivia en 1995. Ya les he contado sus éxitos y sus penas en anteriores capítulos, por lo que no me voy a repetir aquí. Al principio todos sus colaboradores en el directorio y en las gerencias eran hombres, pero esto cambiaría pronto. El banco también se modernizó en otros aspectos, lo que lo convirtió en un modelo de gestión pública. La presidencia de Juan Antonio duraría hasta mayo 2006, así que se desempeñó bajo seis gobiernos sucesivos.


Este mismo año, bajo la presión de los Estados Unidos que amenazaba con “descertificar” al país, se erradicaban 5.500 hectáreas de plantaciones de coca. El Plan Nacional de Erradicación encendió la violencia en el Chapare, donde Evo Morales y Filemón Escobar, ex dirigente minero, defendían a los productores, a veces con violencia. El Chapare se convirtió en un territorio independiente de cocaleros, donde el Estado no tenía autoridad ni acceso, y la producción de cocaína era libre.

El resultado se vio por ejemplo en septiembre 1995, cuando la policía peruana, junto con la DEA, detuvo en el Callao un avión con matrícula boliviana y cuatro toneladas de cocaína refinada a bordo. Muchos se acordarán todavía del caso por el nombre Barbaschocas, el que levantó un enorme revuelo. No sería el último.

El primero de noviembre ocurrió el secuestro de Samuel Doria Medina, empresario del cemento, quien fue retenido con los ojos vendados, en un minúsculo y frío cuarto de adobe en El Alto, durante todo su cautiverio. Los secuestradores son algunos bolivianos y peruanos del MRTA. Finalmente Samuel será soltado contra un rescate de algo más de un millón de dólares el 15 de diciembre. El dinero obtenido por los secuestradores servirá al año siguiente en el ataque terrorista contra la embajada del Japón en Lima. 

 El 26 de noviembre del mismo año muere Max Fernández, magnate de la cerveza y aliado político algo recalcitrante de Goni, en el accidente de un avión de la FAB. Max era muy querido por el pueblo porque repartía regalos donde iba y era un hombre muy exitoso de extracción humilde y de trato populachero. 

El otro político populista, Carlos Palenque, presentador del programa de televisión conocido como “el compadre”, donde la gente se podía ir a quejar de la vida, fallecería por problemas cardiacos el 8 de marzo de 1997. Ambas personalidades son todavía objeto de devoción popular y la gente sigue depositando flores frescas en sus tumbas cada día, pidiendo favores y protección para el éxito de sus negocios.

No quisiera entrar en todos los detalles de las reformas económicas de Goni, existe bastante literatura al respecto, pero muy poca se puede considerar objetiva. Hablemos mejor de cosas que conozco más de cerca.

Cambio de orientación en el Instituto de Ecología

En las universidades estatales, una vez terminadas las luchas de los años ochenta para recuperar su autonomía después de las intervenciones militares, la mediocridad y la politiquería volvieron paulatinamente a las aulas. La Carrera de Biología y la Facultad de Ciencias trataban de mantener su calidad científica, para lo que ayudaba su ubicación en Cota Cota, lejos del centro. 

En el Instituto de Ecología la cooperación alemana insistía cada vez más que debíamos cambiar la orientación de nuestro trabajo. Para que el Instituto pueda mantenerse sin su ayuda se entiende debía ser autosostenible y buscar otras nuevas fuentes de financiamiento. Con la llegada de Jürgen Czerwenka como delegado de la GTZ al Instituto en 1993, empezaron una serie de reuniones para planificar el cambio. 

Hay que decir que la ayuda alemana nos había apoyado por 14 años ya, mientras que la UMSA solo pagaba los sueldos y los servicios básicos. Generalmente los desembolsos del presupuesto presentado religiosamente cada año se hacían alrededor del 15 de diciembre y debían gastarse antes del receso de Navidad y Año Nuevo. Era una carrera olímpica para lograr comprar algunos insumos. Por suerte había varios proyectos con financiamiento de terceros, como las cooperaciones danesa, suiza, holandesa, canadiense, y de varios museos y universidades de otros países.

Luego de largas reuniones ZOPP, FODA, etc., se llegó a los siguientes acuerdos: En primer lugar, se resolvió dar mayor importancia a las actividades de consultoría, haciendo trabajos para “clientes” como estudios de impacto ambiental para compañías petroleras o empresas de construcción de caminos. Para poder hacerlo, la GTZ modernizó nuestro Sistema Geográfico de Información y obtuvimos un financiamiento importante del Banco Mundial para la construcción y el equipamiento de un laboratorio de análisis para medir la calidad ambiental. Pero nos faltaba mayor personal para que funcionen bien ambas unidades.

Personalmente, yo no estaba muy feliz con la decisión de arrinconar la investigación básica todavía nos quedaba mucho para aprender a favor de actividades más “comerciales”.  Pero algunos de mis colegas ya estaban dedicados a estos servicios, usando el tiempo y los equipos del Instituto para hacer sus consultorías personales, y más valía reconocer el hecho. 


Por otro lado, se resolvió crear una fundación independiente para captar financiamientos externos y apoyar proyectos importantes del instituto. FUND-ECO (la Fundación para el Desarrollo de la Ecología) empezó sus actividades en medio del entusiasmo general y logró hacer funcionar algunos proyectos de largo alcance y buena calidad, con la administración ejemplar de Luis Alberto Rodrigo, Eliana Arauco y Camila Ponce, entre otros.

Lamentablemente nunca alcanzó el desarrollo que habíamos esperado, porque su éxito provocó celos y susceptibilidades. Varios investigadores del IE, que según yo carecían de una visión más amplia, se oponían a la participación de otros posibles beneficiarios, queriendo mantener a la fundación al servicio exclusivo del instituto. Al cabo de unos años, la fundación se convirtió en un mero brazo administrativo del IE y perdió su significado cuando la administración de la universidad se descentralizó.


En tercer lugar, y para lograr la formación de profesionales, ya no solamente biólogos sino capaces de combinar conocimientos y experiencias de varias disciplinas, se organizó un curso de maestría en ecología y conservación, abierto por igual a economistas, abogados, sociólogos o biólogos. Los estudios comprendían por supuesto cursos teóricos pero su originalidad estaba en las prácticas de campo. Al principio todos los estudiantes, cuidadosamente seleccionados, gozaban de una beca completa. Al poco tiempo se hizo evidente que era necesario crear un centro de investigaciones multidisciplinarias para apoyar el programa de postgrado y que con profesores contratados a tiempo parcial, no llegaríamos muy lejos, por lo que se destinaron tres docentes a este centro. Con los años, se agotaron los recursos para las becas y las cosas se pusieron más difíciles. 

Como directora del IE apoyé todas estas iniciativas hasta el año 1996, cuando la reforma de pensiones me decidió a aprovechar la posibilidad de entrar al antiguo sistema de reparto solidario. Tenía 50 años y no quería seguir haciendo lo mismo por 15 años más. Junto conmigo, o un año después, la mayor parte de los profesores antiguos de la UMSA hizo lo mismo y se produjo un gran éxodo. Pero ya había una joven generación, lista para tomar el relevo. Lo mismo se daba también en mi familia, con el matrimonio de Isabel y el nacimiento de Cecilia nos convertíamos en abuelos.


A pesar de dejar el IE, yo seguía apoyando a FUND-ECO, al postgrado y a un proyecto de control biológico de plagas agrícolas por algunos años más. También participé como consultora en la nueva repartición ambiental de la Contraloría General de la República, fundada por Cesín Curi. Teníamos asignaciones muy complicadas, como evaluar el trabajo de saneamiento de tierras del INRA, inspeccionar los botaderos municipales o revisar los estudios de impacto ambiental de todo tipo. El equipo de trabajo era pequeño y muy dedicado, pero los resultados de los estudios se quedaron en los cajones del Contralor y no creo que hayan servido para mucho.  

Bibliografía

De la UDP al MAS. El enigma constituyente. R. Sanjinés Ávila, 2006.
Informe escrito de un economista boliviano, Juan Antonio Morales, 2002.
La política económica boliviana, 1982-2010, Juan Antonio Morales, 2012.

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