Juegos políticos
En 1989, al terminarse el mandato presidencial
de Paz Estenssoro, el general Hugo Banzer se sentía seguro de ser el próximo
presidente de Bolivia, gracias al acuerdo que ADN había firmado previamente con
el MNR. Este acuerdo, que databa de 1985, debía asegurar el apoyo de ADN a los
esfuerzos de estabilización y permitir el éxito del decreto 21060, para así dar
fin al desastroso periodo de la hiperinflación.
Por lo tanto, los adenistas habían asegurado la
elección de Víctor Paz en el Congreso y esperaban a cambio obtener los votos de
los congresales emeneristas para apoyar al general Banzer en las elecciones
siguientes, cuatro años después.
El candidato del MNR, Gonzalo Sánchez de
Lozada, sin embargo, no se sentía obligado a respetar ese acuerdo e hizo la
declaración gramaticalmente incorrecta “Mis manos ya no están atados” en una
conferencia de prensa. Ya se sabe que Goni habla mejor el inglés que el
español.
De
hecho, los resultados obtenidos por ambos partidos estaban muy cercanos: el
23,07% de los votos eran para el MNR y el 22,70% para ADN. El MIR tampoco
estaba muy lejos, con el 19,64% del voto popular. El resto se dividía entre
varios partidos, entre otros CONDEPA, de Carlos Palenque, que obtenía un
11,02%, además de varios partidos pequeños (IU, PS1 y MRTKL).
Según
el conocido dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionario, Oscar Eid
Franco, se podía pretender que los tres primeros partidos se encontraban en un
“triple empate”, y por lo tanto cualquiera de sus candidatos podía ser elegido
presidente en el Congreso.
También
se cuenta que los tres presidenciables fueron a rogar a la Virgencita de
Urkupiña en su fiesta patronal, y que ella había cumplido todos sus deseos: Goni
pidió ganar las elecciones, Jaime Paz quería ser presidente y Banzer quería
gobernar el país.
Efectivamente, después de mucha discusión, el
MIR y la ADN firman un “Acuerdo Patriótico” para bloquear al, para ellos,
inaceptable Goni. El candidato del MIR, Jaime Paz Zamora, es elegido presidente
en el Congreso con el apoyo de Banzer, a pesar de haber salido tercero en la
votación.
Jaime Paz declara que “se vió obligado a cruzar
ríos de sangre”, pero se olvida mencionar que esta sangre es la de sus propios
adherentes, los miristas matados, torturados y exiliados por Banzer durante la
dictadura de 1971-1979. Después de aquello, los puestos en el gobierno son
distribuidos en partes iguales entre los dos partidos. Cuando el ministro es del
MIR, los vice ministros tienen que ser de ADN, y viceversa. No hay ninguna
coordinación entre ellos, ni tampoco con los directores del ministerio.
Este sistema de elección indirecta fue por
supuesto duramente criticado y fue eliminado después, primero al limitar la
elección en el Congreso a los dos ganadores y ya no a los tres más votados.
Luego, se introduciría la segunda vuelta en las elecciones, dejando que los
votantes puedan decidir quien sería presidente de la República.
Muchos creen que la pérdida de prestigio de los
partidos políticos tradicionales empezó con este acuerdo contra natura entre dos partidos antagonistas para formar la “megacoalición”
(con añadido de CONDEPA, UCS, etc.). Veremos que las consecuencias iban a ser
en desmedro de la democracia, que empezó a llamarse desde entonces la “democracia
pactada”.
Goni estaba ahora arrepentido de las bromas que
había gastado contra sus adversarios, especialmente de haber tratado a Banzer
de “anciano dictador” y a Jaime Paz de “guerrillero jubilado”. Pero no había
perdido su sentido del humor: los simpatizantes del MNR llevaban en el vidrio
trasero de sus autos unos stickers rosados con la leyenda “A mí no me echen la
culpa, yo voté por Goni”.
Siete años después del término de las
dictaduras militares en 1982, la democracia parecía sin embargo bien afianzada
en Bolivia. La situación económica también había mejorado considerablemente y
la hiperinflación de 1985 ya sólo era un mal recuerdo. La Nueva Política Económica, la política de
estabilización del DS 21060, había sido muy dura, pero había funcionado.
Recalcitrantes
Mientras
tanto en el Perú, la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso y el Movimiento
Revolucionario Tupac Amaru cometían atrocidades sobre la población, y las
fuerzas armadas peruanas tampoco se quedaban atrás. Después de haber
aterrorizado el campo por años, los enfrentamientos se desplazaban ahora hacia
las ciudades, en especial los pueblos jóvenes de Lima. La guerrilla se
convirtió en guerra urbana.
Incluso
en Bolivia, hubo secuestros al inicio de los años noventa. Al principio
aparecían unas pintadas misteriosas con las iniciales CNPZ, que nadie sabía a
quién atribuir. Un poco más tarde salió la noticia del secuestro del ingeniero
Jorge Lonsdale, acompañada de una demanda de rescate de seis millones de
dólares, una suma imposible de reunir para su familia. El Comando Néstor Paz
Zamora se atribuía el secuestro.
Este
grupo llevaba por lo tanto el nombre de Néstor Paz, hermano del presidente
Jaime Paz, fallecido durante la guerrilla de Teoponte, que tuvo lugar en 1970.
Esta guerrilla de estilo guevarista fue protagonizada por jóvenes estudiantes
idealistas que fueron rápidamente vencidos, víctimas del hambre y la
improvisación más bien que de las armas.
Jaime Paz no apreciaba para nada el uso del nombre de su hermano Néstor por este grupo de secuestradores ligados a Sendero. Varios meses más tarde, Lonsdale fue matado junto con sus captores al momento de una intervención policial mal ejecutada para tratar de liberarlo.
Jaime Paz no apreciaba para nada el uso del nombre de su hermano Néstor por este grupo de secuestradores ligados a Sendero. Varios meses más tarde, Lonsdale fue matado junto con sus captores al momento de una intervención policial mal ejecutada para tratar de liberarlo.
Otro grupo, el Ejército Guerrillero Tupac
Katari (EGTK), más próximo del Movimiento Tupac Amaru peruano, hacía explotar
torres de transmisión eléctrica, lo que resultó en la muerte de un terrorista
poco diestro con la dinamita, y logró robar la remesa que debía servir para
pagar a los profesores y administrativos de la Universidad San Simón en
Cochabamba.
El dirigente campesino Felipe Quispe (el
Mallku), Álvaro Gracía Linera, el actual vicepresidente, y su compañera
mexicana Raquel Gutiérrez fueron apresados y mantenidos en la cárcel durante
cinco años, para luego ser liberados por causa de retardación de justicia.
Veamos que pasa en
otros lados…
Llegar al final del siglo 20 e iniciar pronto
un nuevo milenio parecía dar un movimiento frenético a los eventos mundiales. Era
como si la humanidad hubiese decidido saldar las cuentas pendientes con el
siglo que terminaba, y poner en orden la casa antes de empezar un nuevo
periodo. Un poco como las buenas resoluciones que la gente toma en previsión del Año
Nuevo, y que sin embargo se olvidan muy pronto en los días siguientes al primero
de enero…
En efecto, la Unión Soviética vivía sus últimos
días, el muro de Berlín se había caído bajo las picotas de los berlineses el 9
de noviembre de 1989, y Praga se liberó el 24 del mismo mes. Era el fin de la
guerra fría.
Las recaídas nucleares del accidente de
Chernobyl (del 26 de abril de 1986) seguían empero envenenando Europa, donde
lentamente se iban a medir las consecuencias y entender la terrible gravedad
del accidente, que la Unión Soviética había ocultada por mucho tiempo.
La libertad hacía grandes progresos, pero no en
todas partes. Nos queda muy claro en la memoria la plaza Tienanmen en Beijing,
con sus periódicos murales, su pequeña Estatua de la Libertad hecha de yeso por
los estudiantes de arte, la foto del joven chino solitario, firmemente plantado
delante de los tanques del Ejército Rojo y la masacre del 3 de junio de 1989
con sus 3000 muertos.
En Camboya, Norodom Sihanuk trataba de
reconstruir su país totalmente destrozado por los Jemeres Rojos, mientras que
Pol Pot todavía se ocultaba en algún lugar de la selva con el remanente de sus
grupos asesinos.
En Chile había ganado el NO en el referéndum
para la reelección de Augusto Pinochet. En varios países del mundo la gente
también se había librado de sus líderes impresentables, como los Ceausescu, o Imelda
Marcos y sus miles de zapatos. Se había muerto el Ayatola Khomeiny. Por otro lado, Nelson
Mandela fue liberado después de tantos años de cárcel, el 11 de febrero de
1990. Poco después, en 1994, sería elegido como presidente de Sudáfrica, y
empezaría el difícil proceso de justicia y reconciliación después del
apartheid.
El Irak de Saddam Hussein invadió el pequeño
Koweit y, ante el avance de las tropas americanas de la operación “Desert
Storm”, incendió 600 pozos petroleros de este país durante su retirada.
Boris Yeltsin reemplaza a Gorbachov en la Unión
Soviética y muy pronto, ésta deja de existir. El 3 de noviembre de 1992, Bill Clinton gana
las elecciones presidenciales en Estados Unidos y reemplazará a George Busch
Senior.
La guerra civil en Salvador termina por fin en
este año 1992, después de causar unos increíbles 70.000 muertos en este pequeño
país. Pero otros conflictos nacen en otras partes. La guerra de los Balcanes
empieza y durará varios años. En Ruanda, medio millón de seres humanos son
masacrados en 1994 por rivalidades étnicas entre hutus y tutsis. Existe
hambruna en Somalia, hay violentas revueltas en Chechenia, una insurrección en
Chiapas, un gran terremoto en Kobe, los talibanes invaden Kabul… ¡Uf! Apaguemos
la tele por un momento.
Y a propósito, ¿cómo está la
familia ?
Mientras
pasa todo esto, los niños crecían, hacían nuevos amigos, festejaban sus
cumpleaños y llegarían muy rápidamente a convertirse en
adolescentes. Como yo tenía cada vez más trabajo, no siempre tenía tiempo para
supervisar las tareas o conducirlos a todo tipo de actividades
extracurriculares, clases de piano o de karate. Sin embargo hubo entusiasmos
pasajeros para algunas actividades (nunca para las clases de piano). En cambio
los chicos parecían valorar su relativa libertad y preferían – según me contó
Esteban después – no tener a su madre mirando encima de su hombro todo el
tiempo.
En lo que concierne la limpieza o la cocina,
podía por suerte contar con una Lucy, una Vicky, una “Isabel grande” o una Bernardina,
que hacían el trabajo por mí, por lo que les estoy sumamente agradecida.
Cumpleaños de Esteban (10 años). Terminó a las 11 p.m, con cuentos de terror inventados por los chicos a la luz de una vela. |
Cumpleaños de Joaquín (5 años), con disfraces improvisados. |
Adriana e Isabel (al medio) con sus amigas de colegio |
Isabel, la mayor, iba a terminar el colegio en
1986 y presentar el examen de bachillerato francés en Lima, todavía no se
tomaba el examen en La Paz. Después viajaría a La Plata, en Argentina, para
empezar sus estudios universitarios de química.
Adriana saldría bachiller en 1989 y después de
un viaje a Francia y Bélgica con un grupo del colegio franco-boliviano, se
instalaría en Cochabamba, en casa de su abuela paterna, para emprender estudios
de agronomía en San Simón.
Por lo tanto ya sólo quedaban en la casa los
dos varones, Esteban y Joaquín. Quizás algún día ellos mismos les narrarán todas
sus aventuras, ya que yo sólo conozco lo que buenamente me han querido contar.
Juan Antonio seguía dando clases y trabajando
en la Universidad Católica y viajaba mucho para participar en todo tipo de
reuniones de economistas, en el mundo entero o casi. En Bolivia, participaba en
la elaboración de planes económicos y estrategias de desarrollo para el país,
como la Estrategia de Desarrollo Económico y Social 1989-2000 o ayudaba a dar forma al Plan de Todos, que recogía las ideas del
equipo de Goni y serviría de programa de gobierno para las elecciones de 1993.
Este año y el siguiente participaba también en
el Directorio del Banco Central de Bolivia para luego, en 1995, ser nombrado
presidente del banco, primero en forma interina y después como titular, con los
dos tercios de los votos del Congreso. Pero todo esto no le impedía seguir
dando clases en la universidad, temprano en las mañanas.
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